La integración de la variable ambiental a los aspectos económicos nos permite dejar de pensar en el crecimiento y tender hacia la consecución del desarrollo.
Al hablar de desarrollo se deben considerar, por ejemplo, los impactos que las actividades económicas puedan tener sobre el ecosistema; la cuantificación y valoración de los impactos; y, la consideración de la degradación o agotamiento de los recursos naturales.