A la pregunta de Efraín Jara Idrovo; “¿hay algo más que roer el hueso del tiempo / bajo el silencio de las estrellas?”, no responder con la misma moneda de fatalidad –pero tampoco con ningún optimismo cósmico-. La mejor respuesta de esta obra in pertuum mobile no se resume en ningún gran acontecimiento sino apenas en unas imágenes en continua fuga.
Porque son sencillas, porque no responden nada (ni a nada), las imágenes de un almuerzo a solas o las de un final de fiesta, el simple panorama de una cama sin tender como metáfora de la vida que se obstina pese a todo, que se obstinará siempre, hasta el límite en que vibre, finalmente su extinción y toda palabra quede abolida, son el sustrato más material-más perdurable- de los sesenta años de trabajo poético que aquí se celebran.