La reflexión y debate sobre el origen y evolución de las especies, y sus implicaciones filosóficas, teológicas y científicas, han ejercido una fascinación entre los seres humanos, especialmente a partir de la publicación de Charles Darwin, El origen de las especies, en 1859. Los debates ocasionados por el mecanismo de selección natural primero, y en torno al origen de la especie humana casi de inmediato, trascendieron los ámbitos de la historia natural y la biología. La revolución darwiniana suscitó apasionados y en ocasiones ideologizados debates en la sociología, la antropología, la medicina, el colonialismo, la educación, la política, la ética, el arte. La teoría de la evolución se convirtió en un elemento de las discusiones sobre las “razas” humanas y sus relaciones de poder, los proyectos eugenésicos, los determinismos geográficos, entre otros. Y con el tiempo, las complejas formas mediante las cuales las ideas evolucionistas han circulado en el mundo se tornaron en objeto de análisis histórico.